martes, 20 de septiembre de 2011

LA TECNICA DOS

cada vez que voy rumbeando hacía la tecnica dos, pasó por la oficina de una inmobiliaria donde trabajaba mi papa cuando yo era chico y cuelgo mirando, porque todavía los recuerdos son muy frescos, y no es casualidad que cuelgue, porque, al fin y al cabo, todo empezo allí. mi experiencia como docente, la formación de mi viejo.
digo, mi viejo es maestro mayor de obras, de esos en el que titulo es la envidia de cualquier arquitecto actual de la uba, puesto que, antes, la escuela técnica en argentina era prestigiosa y formaba excelentes profesionales, hasta que llego el QUIEN HA DE SER NOMBRADO y tiró la pureza educacional a la mierda.
parte de ese titulo, lo consiguió haciendo las materias bases en la tecnica dos, escuela que estudio hasta tercer año, momento, en el que tuvo que continuar su carrera en la escuela tecnica de san miguel "japón" para perfeccionarse en construcción. así que imagínense, que para llegar desde caseros hasta ese colegio solo hay un camino posible, así que arrancamos con las posibilidades, mi viejo recorría el mismo camino que yo y ya desde siempre pasó por la puerta de donde haría sus primeras armas, dibujando planos de casas.
mi viejo mantuvo su pasado por la secundaría en secreto para que nosotros no se lo tiremos en cara, hoy les voy a contar las cosas que se pueden contar, las otras las dejo, por si algún día tomamos mate frente a frente. por ejemplo, que era un kilombero barbaro, que molestaba a los profesores de taller trepando al techo ( figurese que un taller simula un taller real, así que estamos hablando de tinglados de diez metros) o la vez que llevaron un revolver a cebitas y asustaron al profesor haciendo una simulación de lo que treinta años despues sería común en las escuelas yanquis o mismo, que el muy turro se tiró a vago y repitió el segundo año, claro, es ahí cuando empiezan a cerrar las cosas, por algo a mi viejo le dicen el loco.
cuestión es que muchas veces me llevaba al trabajo ese y yo pasaba la tarde paveando en la vereda ( enfrente había un grafiti de una banda punk que se llamaba jesus era negro) o sentandome en los asientos de oficinas setentosos, lustrosos y esponjosos, abriendo y cerrando cajones de escritorios setentosos, durosos y fierrosos o viendo como el dueño del lugar hacía magia y le pasaba las llamadas a la cantina italiana de al lado o mismo cuando mi viejo se quería fumar un cigarro, cruzabamos a la plaza de enfrente ( la plaza de las balas, puesto que en ella hay cabeza de misiles enterrados en el cemento) a jugar. recuerdo una vez, que mi viejo empujo de la hamaca y me comí uno de los primer traumas de la infancia...nunca me aviso del impulso y yo...una bola de grasa voló por los aires y rodo por el piso...

la cantina no la nombre porque si...todos los días, la bella napoli, se llenaba de gente y alguna vez que otra, asísti un viernes a la tarde noche al inicio de despedidas de solteros con locos cantando y disfrazando...claro que mi viejo no se quería gastar en explicarme y me dejaba con esa imagen...la bela napoli...
todavía no sé, si el hijo del dueño de la inmobiliaria, después les pagaba las cosas a la cantina o que, pero recuerdo, que siempre, en complicidad, nos escabulliamos al sector trasero de la oficina, abriamos una ventana que daba al patio de la cantina y sacabamos esas botellitas chicas de coca cola para tomar con la merienda de las seis y media de la tarde...

hora, en la que vuelvo de trabajar de la tecnica dos y paso con mi bici, mirando una y otra vez a los frentes de la inmobiliaria Y LA CANTINA, ambos tristemente vacios, pero llenos en mi mente cada vez que recuerdo las horas allí trascurridas...





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